Hacer grande el negocio es el objetivo de todo emprendedor. En esta carrera la flexibilidad, el control de las finanzas, la adecuación de las infraestructuras y la gestión de personas son los mejores aliados.
Durante el primer año de vida de un negocio el empresario se centra en que la compañía sea eficiente, dinámica y, lo más importante, rentable. Pero como señala Agustín Valentín-Gamazo, fundador de Enviroo, un portal de empleo especializado en medio ambiente que conecta el talento verde con las empresas, “una start-up es, por definición, una organización temporal que busca un modelo de negocio rentable y escalable”.
Por tanto, el reto inmediato es planificar y gestionar el crecimiento. Valentín-Gamazo que desde que creó su empresa en octubre de 2011 ya ha experimentado lo que implica esta fase, recuerda que “en esa etapa el emprendedor deja de ser un hombre orquesta que gestiona todo y tiene que aprender a delegar y a saber centrarse en la gestión de la empresa”.
Pero antes de lanzarse a ampliar horizontes hay que decidir qué es lo que se quiere y establecer prioridades. Emilio Margallo, director del área de Entrepreneurship de BDO, recuerda que “un crecimiento descontrolado y mal gestionado genera importantes riesgos que pueden amenazar la supervivencia de la firma, por lo que hay que evitar morir de éxito”. En este sentido, conviene identificar algunas de las áreas clave.
Finanzas. Uno de los aspectos esenciales es obtener financiación, pero hasta conseguirla la caja es clave. “Durante los primeros pasos del proyecto tienes que asumir que si no cuentas con inversión deberás generar flujo de caja con actividades que no están en tu modelo de negocio pero que te dan ingresos”, explica Valentín-Gamazo.
Estructura. El crecimiento obliga a delegar responsabilidades en las personas adecuadas. “La empresa debe ser capaz de profesionalizar áreas funcionales que en un inicio lleva de modo más personal el emprendedor. Esto requiere el diseño de un organigrama funcional que responda a las necesidades de la empresa y con el dimensionamiento adecuado”, dice Margallo. Otro punto al que prestar especial atención es averiguar si se cuenta con la infraestructura correcta para atender a clientes y proveedores. “Dejar a tu público desatendido por un fallo de reparto puede acabar en una caída de tu negocio tan rápida como ha sido la subida”, avisan Garden y Blackburn. Para salvar estas situaciones los expertos recomiendan recurrir a la externalización, pero manteniendo siempre el estilo y cultura con la que has forjado tu proyecto.
Personal. La mayor dimensión de una start up supone incorporar nuevos miembros al equipo. Margallo comenta que es esencial dedicar tiempo a identificar a los perfiles más adecuados, pero, por desgracia, es una de las áreas a las que no se presta la debida atención. Relacionado con el equipo tampoco hay que olvidar el diseño de un plan de retribución y motivación de los nuevos responsables de área para conseguir su compromiso con los objetivos de la empresa.
Área legal. La letra pequeña que acumula una empresa más grande es muy compleja. Por eso, el director del área de Entrepreneurship de BDO aconseja “cuidar todos los aspectos relacionados con la protección de la marca y los derechos de propiedad industrial e intelectual y la seguridad jurídica en las relaciones con terceros (condiciones generales, garantías, responsabilidades, etcétera)”. Asimismo, a medida que crece el negocio hay que cumplir con las normativas que marca cada territorio y las responsabilidades que implica.
Flexibilidad. El mercado es muy cambiante y para que un nuevo negocio crezca resulta vital la agilidad y flexibilidad en la toma de decisiones. Es necesario estar dispuesto a modificar la hoja de ruta cuando surja una oportunidad. Valentín-Gamazo recuerda que “un emprendedor debe saber pivotar hacia otro modelo de negocio que le permita seguir vivo. De media una start up cambia su estrategia empresarial 2,7 veces en los primeros años”.
Internacionalización. El crecimiento suele ser sinónimo de ampliación de mercados y a menudo éstos son internacionales. En esta aventura la elección de compañeros de viaje es fundamental. Juan Gerbolés, director financiero de Salico, una firma creada en 2009 y especializada en el diseño, construcción y puesta en marcha de líneas de proceso y de acabado para la industria siderúrgica y del aluminio, explica que aunque para ellos la internacionalización ha sido una estrategia que han contemplado desde el inicio, según iban creciendo el apoyo de un socio local era fundamental. “Abrir nuevos mercados es un proceso largo que comienza con un exhaustivo trabajo previo de información e investigación de las necesidades del país”, comenta.
Marketing y ventas. Con el nacimiento de una start up se crea una marca, una imagen. Al crecer hay que darle más peso y valor a ese nombre. Una herramienta útil es el llamado márketing de contenidos; es decir, aportar razones a tus clientes para que continúen fieles a tu producto o servicio. Así se consigue que el público se convierta en embajador de tu marca.
Diario Gestión (02/12/2013)
¡Cuéntame qué te pareció!
Para poder publicar un comentario tienes que tener una suscripción Apúntate aquí o Inicia sesión.