Muchas personas piensan que manejar su dinero es muy complicado: casi tan difícil como dejar de fumar. Suelen empezar con mucha motivación, pero poco a poco y casi sin darnos cuenta, volvemos a los mismos patrones del pasado.
Por eso vemos que las personas suelen hacer, año tras año, los mismos propósitos: reducir las deudas, o “ahora sí” ahorrar. Aun así, se nos suelen olvidar antes de terminar enero. Parecería una locura tratar de hacer lo mismo cada año: hacer lo mismo pero esperar resultados diferentes.
Lo que podemos ver es que entendemos la necesidad de cambiar, pero no lo logramos. ¿Por qué nos sucede eso?
Stephen Covey, autor del best seller, Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, menciona que esto nos pasa porque tratamos de cambiar de afuera hacia adentro. Es decir, el deseo de cambio surge porque sabemos que algo está mal, pero tratamos de cambiar la forma en que actuamos y no la forma en como pensamos a propósito; tratamos de cambiar acciones que a final de cuentas no estarán alineadas con nuestros valores, por eso no lo logramos.
Por el contrario, debemos siempre tratar de cambiar de adentro hacia afuera: a través de nuestros valores y de los pensamientos más profundos que rigen, inconscientemente, nuestras acciones. Desde luego, Covey lo explica de una manera más amena y científica en su libro, el cual recomiendo ampliamente.
David Bach, uno de los autores en finanzas personales más reconocido en Estados Unidos, utiliza estos conceptos de efectividad tratados por Covey para desarrollar lo que él llama su plan financiero enfocado en objetivos.
Bach sostiene que para lograr verdadero éxito en la implementación de un plan financiero personal, éste debe estar basado en lo que realmente nos importa; es decir, debe elaborarse de adentro hacia afuera. Además asegura que, en su experiencia, la gente hace más, es mucho más efectiva, y actúa de una forma más rápida y determinante cuando tiene un claro entendimiento de cómo sus acciones se relacionan con sus valores. Concluye que los valores son mucho más poderosos que cualquier sentido de obligación que podamos tener o de cualquier disciplina que nos queramos imponer.
Por eso, antes de elaborar cualquier plan financiero personal, el primer paso es buscar profundamente en nuestro interior, y preguntarnos qué es aquello que más nos importa en la vida. Aquí no hablamos de cosas materiales, sino de conceptos de vida. ¿Qué es primero para nosotros? ¿Nuestra salud? ¿Nuestra familia? ¿Cómo visualizamos nuestra vida futura?
Recordemos que el dinero no es un fin en sí mismo. Nadie quiere tener dinero sólo por tenerlo.
El dinero es, por el contrario, un medio para poder conseguir otras cosas, aquellas que más nos importan. Elaborar un plan financiero personal es, simplemente, elegir el mejor camino para alcanzarlas.
Descubrir nuestros valores es tocar lo más profundo de nuestro ser; es visualizar nuestros sueños, nuestros anhelos y nuestras esperanzas, debemos desmenuzarlos para comprenderlos al nivel más básico. Si construimos a partir de ellos nuestras acciones, el éxito está garantizado: siempre haremos lo que es correcto.
Un plan financiero personal siempre debe definirse a partir de estos valores. Nuestras metas y objetivos de vida deben partir de ellos y estar alineados con ellos. Cuando actuamos para proteger nuestros valores, nuestra motivación es tremenda. Eso nos dará la oportunidad de conseguir lo que realmente queremos en la vida.
Diario Gestión (16/01/2015)
Luz Orfelinda dice
Gracias noticiero contable por compartir con nosotros temas tan inmportantes, como trabajar con nuestros valores para alcanzar nuestros obejerivos. Luz
Miguel Torres dice
Gracias a tí por el comentario 🙂