Mientras algunos préstamos te ayudan a incrementar tus ingresos, otros pueden afectar seriamente tus finanzas.
Cuando se evalúa tomar un préstamo, hay que ver la situación como una moneda de dos caras. Y es que esa decisión puede convertirse en una deuda buena o en una mala, muy mala.
En el primer caso, el dinero extra nos servirá para elevar nuestra productividad y rentas futuras, refiere Enrique Díaz, profesor de Finanzas de ESAN.
“La primera regla será estar seguros de que podremos pagar ese crédito. Los pagos mensuales no deben superar el 30% de los ingresos de la persona”, explica.
Así, se justifica una línea para adquirir una vivienda, pues es un bien que se revaluará en el futuro y mejorará nuestra calidad de vida, opina Díaz.
Otra deuda buena es la dirigida a costear los estudios, ya sean universitarios o posgrados. “La obligación se convierte en una inversión, pues elevará nuestra competitividad laboral y salario en el futuro”, apunta.
Requerir un crédito para invertir en un negocio también es una deuda buena, pero Díaz advierte que debe tenerse cuidado en elaborar bien el proyecto, ya que en el 80% de los casos esto no se hace.
“Se debe mantener la regla del 30%, para evitar el riesgo de quedar sobreendeudado si el negocio falla”, aconseja.
Gasto Nocivo
Las deudas malas son las compras por impulso que hacen las personas que no tienen capacidad de pago. El enemigo aliado son las tarjetas de crédito.
Los pagos se hacen tan grandes que solo se abona la cuota mínima, que cubre principalmente intereses y la deuda se vuelve ‘eterna’. “Antes de usar la tarjeta, es preferible un crédito de consumo”, recomienda Díaz.
Diario Peru21 (27/06/2013)
fabian dice
Que buen articulo,gracias por compartirlo.