El Perú del 2015 no es el Perú de los años ochenta; sin embargo, en el caso del impuesto a la renta (IR) seguimos anclados a un modelo de imposición pensado para un país importador de capitales, cuando el Perú ya es un país que también exporta capitales.
Desde la década del 2000, el régimen del IR fue objeto de importantes modificaciones que tenían por propósito modernizar nuestro impuesto; se incorporaron reglas sobre precios de transferencia y reglas antielusivas vinculadas a transacciones con paraísos fiscales y recientemente reglas sobre transparencia fiscal. Todas ellas son conceptualmente buenas y le otorgan herramientas a nuestra administración tributaria para cautelar la base fiscal.
Pero el problema que aún tenemos es el de los rendimientos del exterior. Nuestra legislación del IR no está preparada para que nuestras empresas salgan del país e inviertan en el exterior a través de subsidiarias. En efecto, si es que una empresa peruana invierte en un país del extranjero (salvo los casos puntuales de países con convenios para evitar la doble imposición), los dividendos que traiga del exterior estarán afectos en Perú con la tasa corporativa usual (escalonada del 28% hasta 26%), lo que hará que la empresa peruana no los traiga al país, pues si se suma a la tasa corporativa del país de la subsidiaria la tasa peruana aplicable a los dividendos, el resultado será que los rendimientos de la inversión deben pagar por aplicación de la tasa combinada de ambos países un promedio de 50 puntos; eso es muchísimo y desalienta la traída de esos dividendos.
Este tema es una desventaja significativa para nuestras empresas, pues en general los demás países de la región y del mundo reconocen sistemas destinados a evitar una acumulación de la tasa combinada, sea a través del método de exención (Unión Europea) o del crédito indirecto (América Latina y EE. UU.). Estos regímenes aceleran la acumulación en los países donde está la matriz y permiten una redistribución eficiente de los flujos excedentes del grupo. Debemos incorporar en nuestro sistema general cualquiera de los métodos reconocidos mundialmente, a fin de impulsar la consolidación y competitividad de nuestras empresas en un entorno global.
Diario El Peruano (09/02/2015)
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