Una empresa familiar no siempre sobrevive en el tiempo. Cuando los fundadores suceden la titularidad del negocio, en el 50% de los casos los hijos no lo continúan, afirmó el experto Guillermo Perkins.
“Cuando una familia se da cuenta que no es ella la mejor dueña la vende, osea que en el tránsito de primera a segunda generación, el 50% de las empresas o se venden o mueren”, dijo a Gestion.pe.
En ese sentido, recomendó que al momento de hacer una sucesión en una empresa familiar los fundadores tomen en cuenta que no necesariamente sus hijos van a estar interesados en ser dueños de la misma, por lo que deben preocuparse en la gestión del negocio.
Precisó que el secreto para lograr una sucesión adecuada se debe plantear en cuatro planos: dentro de la familia, en el liderazgo, la propiedad del negocio y la gestión del mismo.
Por ello se debe tener claro que no necesariamente los hijos, que son la segunda generación en la empresa, deben dirigirla. Si bien ellos serán los dueños por un tema legal, el presidente del directorio o el gerente puede ser un no familiar.
“Es un error bastante común pensar que tengo que encontrar que uno de mis hijos que ocupe exactamente mi mismo lugar”, dijo Perkins.
Para evitar problemas se debe trabajar en tres aspectos, la sucesión, la construcción de un protocolo familiar y compartir el poder con los hijos.
Diario Gestión (27/06/2014)
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