Las exigencias laborales son un obstáculo para muchas parejas. Crean conflictos. ¿Cómo equilibrar el amor y el trabajo?
“Siempre me sale con la misma excusa: que es un ‘workaholic’”, cuenta Yesenia (29) sobre su enamorado. “Al principio lo entendía, pero mi paciencia se agota. ¿Cómo estar con alguien que apenas me dedica unas horas a la semana?”.
Ella siente que no vive una relación intensa. Solo ve a su enamorado a la salida del trabajo, durante veinte o treinta minutos que dura el trayecto de su oficina a la casa.
“Además de trabajar diez horas diarias, estudia una maestría. Los sábados los dedica a leer separatas, hacer trabajos y adelantar algo de trabajo. De verdad lo admiro, pero también me cuestiono a dónde va nuestra relación. Espero no ser egoísta por sentirme desplazada”.
La calle está dura
“Teníamos una cena para celebrar nuestro tercer año juntos. ¿Y saben qué? Dos horas antes me llama para contarme que su jefe le ha pedido quedarse en la oficina para terminar una presentación importante”, dice Tomás (27) sobre Evelyn (28), su novia. “A pesar de que gana bien y tiene buen sueldo, le he dicho que busque otro trabajo. No quiere”.
Además, a Tomás le preocupa la salud de su novia. La ve estresada. Cuando llega a casa, solo quiere dormir. “Convivimos desde hace seis meses. Yo la amo, pero me parece que el trabajo nos está separando”, agrega.
“Me pone triste pensar que he dedicado tanto tiempo a mi actividad laboral y no a las personas que verdaderamente me hacen feliz”, confiesa Ronald (35). A él le encantaría poder renunciar e irse lejos con María Jesús (33), su esposa, pero siente temor. “Me da miedo perder mi estabilidad laboral. Me angustia pensar en eso. ¿En qué momento me olvidé del amor?”.
Acciones a tomar
Equilibrar la vida amorosa con la vida profesional es un reto para cualquiera. El principio básico para encararlo: no postergar al ser amado. “Ser una persona que valora el tiempo y el espacio dedicado a la pareja no te hace menos profesional”, explica Ana Lucía (32), psicóloga que también ha pasado por momentos críticos causados, precisamente, por las obligaciones laborales.
“Mi novio y yo hemos tenido épocas duras. Vivíamos en la misma ciudad, nos amábamos, pero nuestras obligaciones podían separarnos una o dos semanas. Qué horror. Nos dimos cuenta de que estábamos mal y decidimos parar. Trabajo de tal hora a tal hora y nuestra relación de tal hora a tal hora. Fuimos inflexibles con ese compromiso y nos ha resultado a largo plazo. Así salimos adelante, no había otra”. A tomar nota.
Tenga en cuenta – Si a pesar de todos los esfuerzos la pareja no consigue tener tiempo para vivir el amor, pensar en terminar la relación no tiene por qué ser descabellado o egoísta.
Diario Peru21 (15/03/2014)
¡Cuéntame qué te pareció!