Desde comienzo de la década de los noventa el Perú ha establecido una clara política de comercio exterior que se ha caracterizado por la apertura de nuestro mercado hacia el resto del mundo, lo que ha implicado el establecimiento de medidas muy concretas como levantar las trabas burocráticas y arancelarias que impidan o restrinjan que los particulares, personas naturales o jurídicas, puedan solicitar el ingreso o salida de mercancías.
Dicha política ha involucrado también la constante modernización de la administración aduanera así como el establecimiento de sistemas informáticos para el despacho de mercancías, lo que constituyó en su momento una de las innovaciones más sustanciales que se pudieron percibir por esos años y que sirvieron, inclusive, como modelo a seguir por otras administraciones aduaneras en Latinoamérica.
Estos cambios constituyeron para nuestro país, sin temor a equivocarnos, una revolución en materia aduanera y de comercio exterior. Sin embargo, al integrarnos al mundo cada vez más, a través de la suscripción de convenios internacionales, los retos en materia de facilitación de comercio exterior son cada vez más exigentes.
Así por ejemplo, es conocido que el Perú ha suscrito hasta la fecha una serie de Tratados de Libre Comercio (TLC) en los que se compromete a que una mercancía deba ser despachada en un plazo máximo de 48 horas. El objeto es reducir tiempos, eliminar costos operativos innecesarios así como la transparencia de la información comercial y legal que se ponga a disposición de los operadores de comercio exterior.
Ante lo expuesto, creemos que las metas a las cuales se ha comprometido a cumplir nuestro país en materia de facilitación de comercio exterior no se podrán lograr con la sola intervención de una institución, la publicación de una norma o con simples buenas intenciones; sino que implicará un trabajo conjunto tanto del Gobierno, la administración aduanera así como de los operadores de comercio entre los que están principalmente los importadores, exportadores, transportistas, almacenes, etc.
Demandan planificación
Los operadores de comercio exterior tienen la gran responsabilidad de dar cumplimiento a las normas que se emitan, actuar siempre con buena fe y no sólo ante la administración aduanera sino también en el ámbito contractual al asumir obligaciones y establecer derechos que están de acuerdo a ley.
Debe tenerse presente entonces que la facilitación del comercio exterior es una tarea que no está en cabeza de una sola institución sino que debe ser planificada y aplicada de manera conjunta, involucrando, principalmente, al Gobierno, la Administración Aduanera y los operadores.
En agenda
Del Gobierno se requiere primordialmente que proporcione los medios y recursos necesarios que conlleve al cumplimiento de objetivos trazados así como de normas claras y sencillas que estén coordinadas previamente a su publicación con el sector público y privado.
Para la administración aduanera se requiere mejorar aún más el servicio que brinda a los operadores de comercio exterior, el que debe ser de los más óptimos en términos de eficiencia y en aras de facilitar el ingreso y salida de mercancías.
La atención generalizada de 24 horas al día, que para algunos casos ya se viene dando, contribuirá enormemente en este aspecto; o la facultad de control, sin duda inherente a dicha entidad, debe ser ejercida en consonancia con los referidos objetivos, sin que implique trabas burocráticas ni medidas de carácter no arancelarias que restrinjan la libre circulación de mercancías; por ello primordialmente se debe privilegiar el control posterior del despacho de mercancías.
Diario Oficial El Peruano (18.11.2009), Sección Derecho, Pág. 15
¡Cuéntame qué te pareció!
Para poder publicar un comentario tienes que tener una suscripción Apúntate aquí o Inicia sesión.