No cabe duda de que la tarjeta de débito es el medio de pago que más ha crecido en los últimos años. Su importancia es tal, que actualmente cualquier cuenta bancaria la incluye como el principal medio de acceso a los recursos que se depositan en ella.
A diferencia de las antiguas tarjetas de cajero automático, las tarjetas de débito también pueden ser utilizadas para pagar consumos y compras en los establecimientos afiliados. En este sentido, basta presentar la tarjeta y firmar un pagaré para que el dinero sea, instantáneamente, descontado de nuestro saldo.
Débito vs crédito
Al utilizar una tarjeta de crédito, la gente puede pagar todos sus consumos en un plazo que va entre 10 y 50 días, obteniendo de esta manera financiamiento gratuito. ¿Por qué entonces la tarjeta de débito es preferida en la mayoría de las ocasiones?
La mayoría de la gente suele preferir el débito por razones psicológicas más que financieras: la paz interior que causa no tener deudas. Es decir, se trata del sentimiento de las personas acerca de su dinero, de pagar con lo que hoy tienen.
El punto negativo
Mucha gente trata de simplificar su vida financiera utilizando una sola cuenta bancaria para administrarse. Utiliza su chequera para algunos gastos frecuentes y su tarjeta de débito para pagar el resto de sus consumos.
Sin embargo, aún aquellos que adoran los plásticos de débito tienen que afrontar un gran aspecto negativo inherente a ellas: cualquier uso, bueno o malo de las mismas tiene un efecto inmediato sobre su saldo.
Es decir, en una tarjeta de crédito, cuando aparece en nuestro estado de cuenta algún cargo duplicado, fraudulento o no reconocido, no tenemos que pagarlo hasta que no concluya la investigación del banco.
Esto no aplica para las tarjetas de débito, en donde nuestro saldo estará afectado por lo menos durante algunos días.
Esto significa que un problema con nuestra tarjeta de débito puede afectarnos en el corto plazo, particularmente en las siguientes situaciones:
1. Cargos duplicados. La aparición de éstos es un problema frecuente. Como los fondos de la cuenta relacionada a la tarjeta de débito se ven afectados inmediatamente, puede provocar muchos problemas de liquidez, o inclusive de cheques devueltos por falta de fondos (con sus respectivas comisiones, que son muy difíciles de recuperar a pesar de que se demuestre la responsabilidad del banco).
2. Clonación o cargos fraudulentos. Los fraudes con tarjetas de débito cada día son más usuales y han afectado seriamente el patrimonio de muchas personas honestas, quienes tienen que enfrentar largos y tediosos trámites para recuperar su dinero.
3. Robos. Cualquier uso que un ladrón haga de nuestra tarjeta de débito se verá inmediatamente reflejado en nuestro saldo y difícilmente podremos hacer algo para recuperarlo (a menos que hayamos avisado a tiempo a nuestro banco).
Sea responsable
En fin, las tarjetas de crédito pueden ofrecernos mucha mayor protección y mejores beneficios, siempre que las usemos sólo como medio de pago y no para endeudarnos con ellas.
Diario Gestión (31/01/2014)
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