Hay líderes que, en pleno ojo de la tormenta, deciden desprenderse de beneficios para acercarse más a sus empleados.
“Por más éxito que tenga el grupo los aumentos en la retribución no pueden ser ilimitados”. La frase es sencilla, incluso un adolescente con pocas pretensiones hacia la economía podría comprenderla, pero en boca del presidente del consejo de Dirección de Volkswagen toma otra magnitud. Fue en el diario Der Spiegel donde Martin Winterkorn anunció que rechazaba los US$26 millones que le correspondían por los beneficios del año anterior. “Si realmente recibiera esa cantidad, sería muy difícil explicárselo a la gente”, matizaba el directivo.
¿Empatía o imagen?
“Se trata de un ejercicio de responsabilidad y de equidad. Si la cúpula directiva no va a la par que el resto de su equipo, no podrá contar con gente comprometida”, opina Almudena Cañibano, profesora de ESCP Europe.
“Es un acto de ejemplaridad, un símbolo porque un sueldo no arregla una cuenta de resultados muy mala”, mantiene Joaquín Garralda de IE Business School. Para Guido Stein, de IESE, el acto de alterar un sueldo “tendría que verse con escepticismo. No hay que evangelizar a quien lo haya hecho”. El caso más reciente es el del presidente de Nintendo, Satoru Iwata, que a la par que anunciaba los malos resultados de la compañía, se hacía una autoamputación del 50% de su retribución para los próximos cinco meses.
Iwata podría englobarse en lo que Cañibano define como un perfil de directivos más emprendedores, flexibles y con un carácter más centrado en el equipo. Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, decía que los orígenes de la crisis los podríamos encontrar en el sistema de incentivos desarrollados por algunas empresas.
Para Guido Stein, los sueldos de los altos directivos son desorbitados. “Un ejecutivo que decide bajarse el sueldo debe despertar sospecha. Si alguien se lo baja, es porque considera que lo tiene más alto de lo razonable o tiene mala conciencia. No tendría que haber llegado a ese punto”, sostiene.
Sueldos de un dólar
Marz Zuckerberg, Larry Ellison o Larry Page llevan un tiempo ganando un dólar al año y, sin embargo, siguen apareciendo en los ránking de las principales fortunas estadounidenses. “Son medidas de cara a la galería, pero el mensaje interno es bueno”, advierte Garralda.
Diario Gestión (03/03/2014)
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