Cuando se escucha hablar de las micro y pequeñas empresas (mypes) se relaciona, en muchos casos, con la informalidad, no obstante que ellas representan ese sector pujante e importante para la economía del país, pues constituyen el 99% del total de las empresas, contribuyen con algo más del 56% del PBI y dan ocupación laboral a más del 62% de la PEA en cifras conservadoras.
Sin embargo, la realidad para estas empresas sigue siendo preocupante y casi dantesca en el país: el nivel de mortalidad de las mypes es mayor al 50% y solo sobreviven algo más de 12 meses. Su grado de informalidad laboral, según estudios del Banco Mundial, está en promedio en 75%, lo cual nos convierte en la cuarta economía más informal del mundo y la segunda de Latinoamérica.
Esta es la realidad que debemos transformar. Máxime, si se desea tener una plataforma de empresas nacionales sólidas que apuesten por el desarrollo inclusivo del país y sustenten el crecimiento sostenido de manera competitiva en el mediano y largo plazo.
Debemos buscar que las empresas comprendidas en este sector sean competitivas, de modo que estén en condiciones de aprovechar las ventajas de los mercados que brindan los TLC y los acuerdos comerciales.
Son desafíos pendientes que ameritan, con urgencia, revisar las normas que se han dado para “fomentar la formalización” de este sector y que, en los hechos, no han resuelto nada de lo sustantivo de su problemática. Por el contrario, a juicio de ser considerado de poco optimista, diré que los resultados han sido desalentadores pues, lejos de ser incluidos, los emprendedores fueron excluidos de los servicios y del mercado formal.
Sobre el particular se ha escrito mucho. Los grandes “especialistas”, “pymetólogos” y “estudiosos” han opinado hasta la saciedad, pero no sabemos en qué realidades basan sus análisis o si las teorías que manejan fueron contrastadas con nuestra realidad.
Lo único comprobable es que para estos sectores solo existen expectativas acumuladas por décadas y normatividades que no responden a la realidad concreta. Ello nos motiva a trabajar en un proyecto que legisle la nueva empresa en el país, con el cual se busca contribuir a resolver sus problemas de manera transversal, inclusiva y definitiva.
(*)Congresista de la República
Diario Gestión (17.10.2011)
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