En finanzas personales hay una gran variedad de temas que se pueden abordar, desde cómo hacer un presupuesto hasta temas avanzados que tienen que ver con la psicología conductual.
No obstante, todos ellos están basados en cuatro pilares fundamentales, que son:
– El establecimiento de las metas y objetivos patrimoniales, que no son sino la razón por la cual debemos aprender a manejar nuestro dinero.
– La creación del patrimonio a través del ahorro.
– El crecimiento del patrimonio a través de la inversión.
– La protección del patrimonio mediante esquemas de aseguramiento y de previsión.
En las siguientes colaboraciones estaremos hablando de todos ellos.
Aprender a establecer metas y objetivos
Para que una persona sienta la necesidad de ahorrar y de cuidar su dinero, es primordial que tenga un motivo para hacerlo.
De ahí la importancia de aprender a diseñar metas y objetivos por los que valga la pena luchar: son el punto de partida de la planeación financiera personal.
Aunque podría parecer trivial, en realidad no lo es tanto. La mayoría de las personas no tiene claros sus propios objetivos financieros, ni la prioridad de cada uno de ellos.
El establecimiento de metas requiere que fijemos en nuestra mente las cosas que más nos importan. Los objetivos de vida deben estar cimentados en nuestros valores. ¿Qué es lo más importante para nosotros?
Esto requiere hacer una introspección que puede resultar muy interesante. Pensemos en cómo podemos construir una vida que nos llene. Adentrarse en el interior de nosotros mismos y alcanzar nuestros sueños es una de las cosas más difíciles en este mundo.
Antes de comenzar a establecer nuestras metas, es importante recordar que debemos vivir de tal forma que, al momento de morir, sintamos que lo que hicimos valió realmente la pena. Esto implica vivir intensamente cada instante, pero no a la ligera. Vivir el presente es planear el futuro para que, si llegásemos a faltar, nuestra familia pueda salir adelante, nuestros hijos puedan continuar estudiando y manteniendo su nivel de vida.
Para plantear nuestros objetivos, es importante pensar ampliamente en lo que significa la libertad para nosotros y la responsabilidad que va ligada a ella. Debemos imaginar qué tipo de familia deseamos, qué oportunidades queremos darles a nuestros hijos, qué estilo de vida queremos llevar, etcétera, pero también debemos prepararnos para mantener esos objetivos en un entorno cada vez más cambiante.
¿Qué metas son las que debemos priorizar? Sin duda las de largo plazo, que suelen ser las más importantes. Entre éstas, destacan dos que no se pueden postergar: el retiro y la educación de nuestros hijos.
Mucha gente deja de lado estos objetivos de largo plazo, para cumplir otros en menor tiempo: una nueva televisión, una nueva habitación, entre otros. Esto es un grave error, ya que generalmente implica no alcanzar el monto requerido para vivir sus últimos días con tranquilidad, estabilidad e independencia.
Nunca, ni en la situación más adversa, debemos descuidar nuestras metas más importantes.
¿Cómo podemos lograr nuestros objetivos? Mediante la creación de un patrimonio y la única forma de hacerlo es a través del ahorro. Desde luego, su motivante son las metas que nos planteamos. Por ello, es importante que las visualicemos constantemente, que las hagamos nuestras, que las toquemos. Pero sobre todo, que trabajemos para verlas realizadas.
Nunca debemos darnos por vencidos, ni confiarnos. Por más lejanas que parezcan nuestras metas, debemos ser constantes y perseverantes. Si nos esforzamos por hacer del ahorro un buen hábito, pronto veremos nuestra recompensa.
En la siguiente colaboración abordaremos la importancia del ahorro para crear un patrimonio.
Diario Gestión (25/07/2014)
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