1.Pedir el crédito para A y usarlo para B
Algunas personas adquieren un crédito para financiar su negocio, pero usan parte del monto que reciben para construir (o adquirir) su vivienda por temor a que les rechacen una hipoteca. Mala idea.
“El “crédito inmobiliario, o para infraestructura, es muy distinto al de capital de trabajo. Es más barato porque el producto lo vas a ver, a diferencia de la mercadería que es volátil”, sostuvo Joel Siancas, presidente de Caja Sullana.
Según la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS), las hipotecas cobran una tasa de interés anual promedio de 9.24% en soles y de 7.67% en dólares. En cambio, por un préstamo a microempresa se paga alrededor de 32.27% en moneda nacional y de 19.73% en moneda extranjera.
Recurrir a la tarjeta de crédito para financiar su empresa también es un error. “Eso es fatal porque la tasa de interés del ‘plástico’ es más alta, está entre las más caras que existen, puede llegar hasta 200% anual. Ningún negocio tiene ese nivel de rentabilidad”, anotó Siancas.
2.Stockearse de más
Los proveedores suelen ofrecer descuentos por pronto pago. La propuesta puede consistir, por ejemplo, en considerar la deuda como saldada si el cliente paga el 80% de la misma ‘al instante’. Es decir, equivale a un descuento del 20%. Pero cuidado: No todo lo que brilla es oro.
El empresario puede considerar como buena idea pedir un préstamo para cancelar su obligación, e incluso se puede animar a pedir más mercadería. Pero esto no será rentable si la demanda por los productos no es tan alta como esperaba y gran parte del stock se echa a perder, advierte Siancas.
“Con la abundancia de bienes, insumos y servicios que se ofrecen en la actualidad, no debes comprar de más. Hay una cola de proveedores detrás de ti”, afirmó.
3.Huir
Algunas personas que se alejan al entrar en mora, por vergüenza o para “hacerse los vivos” con la entidad financiera. Esta actitud no es recomendable si desea ser sujeto de nuevos créditos en el futuro.
“Incluso, mandan al hijo o a la esposa para que saquen un nuevo crédito en su lugar. Eso es no salir del hueco”, indicó Siancas.
“Lo mejor es acercarse y explicar la situación. Si hubo un problema excepcional que demandó gasto, como una enfermedad, esa persona posiblemente pueda conseguir una reprogramación de su deuda. Incluso, la entidad podría prestarle para que reflote su negocio si demostró ser buen pagador en el pasado”, añadió.
Diario Gestión (28/08/2014)
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