Las empresas de ahora buscan consolidar sus ventajas competitivas de largo plazo e implementan diversas estrategias para mejorar sus modelos de negocio o procesos pero siete de cada diez de estas fracasan debido a la falta de compromiso de los trabajadores, informó el director gerente general de la Organización Supera, José Luis Aliaga.
“La falta de compromiso de las personas es una variable cualitativa realmente poco comprendida en su verdadera magnitud”, declaró a Gestion.pe.
A modo de analogía, precisó que en las empresas pueden haber colaboradores que se desempeñan como “apóstoles” del cambio y del liderazgo pero también hay otros que son como “Pilatos”, cuyo compromiso se basa en sus intereses personales, y otros como “Judas”, que tienen una actitud siempre contraria a la organización.
Indicó que en base a la experiencia de Supera con diversas empresas de América Latina, dos a tres de cada diez personas actúan como “apóstoles”, cinco a seis actúan como “Pilatos” y uno a dos actúan como “Judas”.
“El gran desafío de las empresas es lograr transformar a esos Pilatos y esos Judas en apóstoles del cambio, comprendiendo por supuesto que nunca van a poder transformarlos a todos”, comentó.
Señaló que la falta de compromiso en los trabajadores es algo que se presenta en todo tipo de empresa y en todo nivel de colaboradores.
“Hay algunos niveles y algunas industrias donde está más acentuado esto y al final se termina transformando en una cultura de mercenarios, que finalmente tienen un especial vínculo o apego con el tema del dinero”, aseveró.
Aliaga subrayó que en la actualidad existen muchas empresas que creen que “la única forma de poder fidelizar a sus trabajadores es a través del dinero”.
En ese sentido, mencionó que la Organización Supera ha desarrollado el concepto del Global Commitment Index, o Índice de Compromiso Global, con el cual se busca cuantificar aquella variable que tradicionalmente había sido considera cualitativa como es el compromiso de los trabajadores.
“Este índice tiene tres componentes: el Índice Económico, que es lo tradicional y el 90% de empresas han orientado sus iniciativas a satisfacer esa necesidad que es lo económico; luego está el Índice Emocional que está asociado fundamentalmente al liderazgo del jefe inmediato o las personas que lideran la asociación; y el Índice Espiritual, que está asociado a la causa o la forma como la organización contribuye con la sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas”, dijo.
El ejecutivo señaló que las empresas que “visionariamente” pongan su atención en los índices emocional y espiritual pues lograrán una ventaja competitiva en el largo plazo.
“Estamos en un proceso evolutivo de conciencia donde hace muchos años las empresas y las personas salían de la etapa post guerra y no tenían los recursos económicos suficientes para poder sobrevivir y en consecuencia todos incentivos estaban alineados para que las personas trabajaran las 24 horas del día y poder llevar un pan sobre la mesa”, refirió.
Agregó que ahora las empresas están evolucionado y se están dando cuenta de la mayor importancia de los aspectos emocionales y espirituales de los trabajadores.
“Entonces cuando este Índice de Compromiso Global es inferior al 50% normalmente se trata de un compromiso pobre, cuando está bordeando el 70% es un compromiso bueno, cuando está bordeando el 80% es excelente y tener índices de más de 90% entonces da muestra superiores de productividad porque la productividad está asociado al nivel de compromiso”, aseguró.
Diario Gestión (09/09/2014)
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